Editorial: Simba y las Estatuas de Sal
Hoy amanecí con el deseo de escribir, escribir en forma metafórica, quizás una de mis mejores formas de expresarme, ejemplificar y hacerme entender con ejemplos reales, testimoniales o simplemente técnicos. Pero a qué se debe aquello. Pues precisamente a varios hechos y cosas que han sucedido en los últimos días. Pero sobre todo, porque me voy dando cuenta que el sacrificio que realicé va tomando forma y se van dando sus frutos. Al igual que sucedió con 'Sodoma y Gomorra'. Si existiesen 10 hombres justos, la ciudad se salvaría... Lastimosamente no los hubo y la ciudad no se salvó. Hubo fuego, y estatuas de sal. Aquí sucedería lo mismo, y no sé si ser poco esperanzador y demasiado incrédulo, pero si existiesen esos mismos 10, o quizás mínimo 1 justo, pensante y comprometido con la causa, con su compromiso realizado, todo el círculo por el que hemos velado por décadas, se salvaría. Lo paradójico es que a pesar de salvarse, es muy probable que existan estatuas, no precisamente de sal, pero si de carne y hueso que imitarían a las de sal en tan sólo una cosa: que regresarían a ver pero se quedarían mudos y sin movimiento alguno, no por curiosidad como cuenta la historia, sino por la necedad.
Muy pocos se darán cuenta de lo que hice. De lo que buscaba lograr, que no es más que generar un cambio de actitud, generar una mayor preocupación por lo nuestro. Muchos de los problemas que ahora tenemos es justamente por el descuido de muchos. Que solamente vieron "volar al ave y posarse sobre un nido sin huevos", y desde ahí comandar cual "tío de Simba" con la ayuda de las hienas de la selva. - Un tributo a la película de Disney ahora proyectada en 3D -.
Pero ahora, no sólo me doy cuenta que fue un problema de quienes llevan y llevaron el cargo de liderazgo terminado en "er", como cuando convertimos un sustantivo en profesión en el inglés. Sino que hubo y hay un grupo de personas que alcanzaron una máxima distinción -roja- cuando jóvenes, y que juraron servir en su momento, sean o no parte de. Y tampoco lo hicieron. Se perdieron en el combate templario. Ahora, luego después de tanto tiempo, surgen tan sólo por evitar perder un recuerdo de muchos, utilizado por pocos. Se olvidaron de su misión y la dejaron. Ese descuido nos está costando.
Pero ahora, con el sacrificio que hice, procuro dar un ejemplo de que no hay nada que temer, de que la persistencia es mi otro nombre, y que "la única batalla que se pierde es la que se abandona". La corriente de cambio de actitud empezó. Pocos pero muy inteligentes lo han entendido. Eso lo buscaba, pero me costó a mí el sacrificio. Sacrificio que afectó a mi círculo más cercano. De esa forma puedo darme cuenta quienes son los verdaderos llamados que cumplen lo que prometieron alguna vez. Y con todo derecho decir si son o no temerarios pero en otra palabra con "c". Los descuidados se están dando cuenta de lo que estamos perdiendo. Espero que no sólo sean 10, sino multiplicados por cientos.
Una estatua de sal, no tiene libertad para hablar. Pero que es más importante, hablar y decir lo que se siente o piensa o "cuidar políticamente una imagen" para evitar derretirse en carne y hueso?. El día de hoy, Diario El Comercio cita a Pedro Granja, secretario de la Federación Nacional de Abogados del Ecuador, y señala un caso publicado en la revista "Titanic" en Alemania, que dice que en todo conflicto entre la libertad de expresión y el derecho al honor, el juez debe hacer algo que se llama ‘Fórmula del peso’. Es decir principio de proporcionabilidad y determinar cuál derecho tiene mayor peso.
Considerando aquello, me pongo a pensar, que fue lo que la gente hizo conmigo y que nadie (excepto 2 personas) tuvo el valor de enfrentar, no por mí sino por todos. Por ello, Pedro Granja dice: “Hay que ponderar. (...). Ninguno conoce las nuevas técnicas de interpretación del derecho de los conflictos modernos. Esto se trata de valorar cuál es la importancia de un derecho fundamental. (...). En este caso pesa más la libertad de expresión que el supuesto derecho a la honra de un sujeto”. Yo lo complementaría con el hecho de demostrar seria y concretamente la afectación a una entidad, lo cual debe ser comprobable de muchas maneras. Nunca hubo pruebas, sino supuestos. Nunca se sentencia en base a supuestos sin pruebas claras. Investíguenlo y averiguen. No es broma.
Uno no llega a estatua de sal por suposición, sino por justicia. No se destruye una ciudad por accidente, se destruye por omisión y por descuido. Una metáfora para que la sigan pensando. Mandela no hubiese llegado a Presidente si no hubiese luchado por lo que pensaba y si no hubiese hecho sacrificios que lo afectaron a él y su familia. El mundo da vueltas.
Por cierto, retomando el tema del Rey León. Recuerdan como termina el tío de Simba y las hienas? Si no lo recuerdan, vean la película. Es muy buena, y reconocida por los Premios Oscar. !!!
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